¿Alguna vez has escuchado una canción en una película, un documental o un videojuego y te has preguntado cómo será posible en términos de copyright? ¿Cómo es el proceso, quiénes deciden o qué beneficios tiene para el artista? Si es así, te alegrará saber que todas estas preguntas tienen una misma respuesta: la licencia de sincronización, protagonista de este nuevo artículo. Vayamos paso a paso.
¿Qué es una licencia de sincronización?
Una licencia de sincronización permite sincronizar, valga la redundancia, música en programas de televisión, películas, documentales, anuncios publicitarios, videojuegos, vídeos de YouTube, etc. En definitiva, cualquier producto en el que música e imágenes en movimiento sean utilizados de forma simultánea debe disponer de esta licencia.
Existe un único tipo de licencia de sincronización y es únicamente aplicable a canciones cuya existencia sea previa al producto audiovisual. Es decir, una canción que se crea ad hoc para una película, una serie o un videojuego no está sujeta a esta reglamentación.
No hay un único camino para llegar a una licencia de sincronización. Es aquí donde entra en juego la figura del supervisor musical, la persona a cargo de toda la música que forma parte de una película, un documental, un anuncio, etc. Este profesional puede elegir un tema y ponerse en contacto directamente con los propietarios de dicha canción. O bien puede recurrir a bibliotecas musicales o compañías de licencias.
¿Cuál es el proceso para la obtención de una licencia de sincronización?
No existen leyes o normas que establezcan los parámetros y tarifas de las licencias de sincronización. Se trata de un acuerdo entre partes: por un lado los titulares de los derechos y, por otro, los usuarios potenciales. Y si bien todo está abierto a negociación, es cierto que existen algunos requisitos de obligado cumplimiento.
Para que una licencia de sincronización sea efectiva debe haber permiso por parte de dos propietarios diferentes: los dueños del máster y los dueños del publishing. Recordemos que la composición de un tema y la interpretación del mismo son dos cuestiones diferentes. De este modo, a través de una licencia de sincronización, recibe una comisión tanto el compositor/editor como el dueño de los derechos de la grabación original. Para evitar cualquier tipo de desventaja por alguna de las partes, se aplica la cláusula MFN (Most Favored Nation). Esta cláusula dictamina que si a alguna de las partes se le ofrece una cuantía mayor, la otra parte debe recibir exactamente lo mismo. Es decir, ambas partes propietarias deben percibir la misma cantidad.
Puede darse la situación de que el propietario de máster y publishing sea el mismo, algo bastante habitual si hablamos de artistas independientes. En este caso, el acuerdo será más sencillo al ser conjunto, pero debe mantenerse la independencia de las dos comisiones.
¿Qué ventajas ofrece una licencia de sincronización?
–Fuente de ingresos: activos y pasivos. Activos por el acuerdo monetario que se deriva directamente de la licencia de sincronización. Pasivos porque el tema en sí, además de la licencia de sincronización, genera ganancias derivadas de las regalías. En el caso de las regalías de ejecución dependerá de la regulación de cada país. Es muy importante, por ello, disponer de una compañía que se ocupe de asegurarse de que se recibe el porcentaje que pertenece. No olvidar tampoco las regalías mecánicas en el caso de que, por ejemplo, el tema sea incluido en la banda sonora y esté disponible en plataformas digitales o a la venta.
–Popularidad: la inclusión de una canción en una película, un anuncio, un videojuego o un vídeo de YouTube asegura la visibilidad. Hoy en día casi todos hemos descubierto algún tema o algún artista a través de estos medios. A un artista que acaba de comenzar le puede suponer un impulso muy importante en su carrera. Y a un artista asentado, le puede brindar legitimidad y solidez.
5 Consejos a la hora de firmar una licencia de sincronización
-Prestar especial atención a las regalías y al tratamiento de las mismas dentro del acuerdo.
-Saber de qué manera exactamente se va a utilizar el tema dentro del producto audiovisual. Esto incluye tanto el formato (grabación, interpretación, fondo…) como la duración y la cantidad de usos.
-Negociar en base a la naturaleza del propio tema: si es inédito, si ya cuenta con una trayectoria de éxito, etc.
-Determinar exactamente sobre qué territorios tiene legitimidad la licencia de sincronización, así como la duración de la misma.
-Tener en cuenta si la canción se va a utilizar como tema musical principal y como título de la pieza audiovisual.